REZO MEDITADO DEL "ALMA DE CRISTO"
por Mons. Antonio Montero Moreno
II
Cuerpo de Cristo, sálvame
gestado por el Espíritu en las entrañas de María,
amamantado a Sus pechos, crecido y curtido en el
taller de José.
Enrolado, de niño y de joven, en
juegos, caminatas y debates, en la sinagoga y en
el templo. Metido entre la gente, israelita cabal,
hijo del carpintero. Y luego sudoroso en los
caminos de Galilea y de Judea, sin cabezal para
el descanso, dormido sobre la barca, profeta
erguido y entrañable, Hijo del hombre.
Me acojo a ese cuerpo mortal de cordero
inocente, llevado al sacrificio, abofeteado,
sangrante y escarnecido. Colgado después de
tres clavos, traspasado por la lanza, muerto y
silencioso, grano de trigo en el sepulcro.
Te adoro,
cuerpo resucitado y glorioso de mi único Señor,
vivo para siempre, blanco cordero celestial,
vencedor de tu muerte y de la mía. Y, ¿cómo no?,
Cuerpo Eucarístico de Jesús, pan vivo bajado del
cielo, manjar de resurrección para mi carne ciega
y mortal, proclive a los siete pecados. ¡Sálvame,
cuerpo místico de Cristo, cabeza de la Iglesia, de
la que soy miembro agradecido!.
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