Sólo me queda el amor
Si no me das tu enfermedad, no tendrás parte conmigo
Entonces supe que sólo cabía amarte para no morir de pena por haberte dado mis pecados
(Santiago Agrelo, arzobispo de Tánger).- Creo conocer y muy bien al leproso que Jesús curó. Cuando pidió a Jesús que lo curase, no podía sospechar que sería Jesús quien se quedase con la enfermedad. Ahora lo sabe, y el primer impulso es de decirle: Señor, devuélvemela; no es justo que tú te quedes con esa maldición que es sólo mía; no puedo permitir semejante locura.
Pero tú, arrodillado a mis pies como si fueses mi esclavo, me miraste con seriedad que no pude ignorar, y me dijiste: Si no me das tu enfermedad, no tendrás parte conmigo.
Entonces supe que sólo cabía amarte para no morir de pena por haberte dado mis pecados.
(Fuente: Religiondigital)
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