REZO MEDITADO DEL "ALMA DE CRISTO"
por Mons. Antonio Montero Moreno
III
Sangre de Cristo, embriágame
De nuevo al mirarte, Señor, vuelve a mis labios
la referencia eucarística, fundamental para
nuestra condición terrestre, memorial de Tu
Pasión, anticipo del banquete celestial. "Ya no
beberé", nos dijiste, "del fruto de la vid hasta el día
en que lo beba nuevo en el Reino de mi Padre".
Lo de la embriaguez, ya se sabe, no es de Tu
sangre física, sino de Tu vino eucarístico. "Qué
breve inmensidad la del instante en que riega Tu
Sangre mi organismo!", escribí en un verso de
juventud. No sé si es pedirte mucho que me
eduques el paladar del alma, el sabor y el gusto
interior de las cosas santas; "la sobria embriaguez
del Espíritu" de aquel himno litúrgico latino.
"Loca del Sacramento" llamaban en vida a Santa
Micaela. A los apóstoles los quisieron detener por
borrachos el día de Pentecostés. ¡Embriagarse de
Dios, romper los linderos de la clase media
espiritual, vivir sin vivir en mí!
No está mal ; tiene mensaje
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