viernes, 2 de noviembre de 2012

DIES IRAE, DIES ILLA










Considera que en humo se convierte 
el dulce bien de tu mayor contento, 
y apenas vive un rápido momento 
la gloria humana y el placer más fuerte. 




Tal es del hombre la inmutable suerte; 
nunca saciar su ansioso pensamiento 
y al precio de su afán y su tormento 
adquirir el descanso de la muerte. 




La muerte triste, pálida y divina 
al fin de nuestros años nos espera 
como al esposo infiel la fiel esposa; 




y al rayo de la fe que la ilumina, 
cuando al malvado se aparece austera 
al varón justo se presenta hermosa.


Emilia Pardo Bazán














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