Entre los diversos nombramientos ministeriales, se resalta en varios medios el de Jorge Fernández Díaz , nuevo ministro de interior, quien se ha reconocido en distintas ocasiones como católico practicante.
En la web Religión en Libertad, se publica la entrevista que se le realizó para el libro "No es bueno que Dios esté solo"(Gonzalo Altozano, Ciudadela) y la transcribo a continuación:
-¿Su conversión fue al modo de san Pablo o al de san Agustín?-Fue, salvando las distancias, más agustiniana que paulina, en el sentido de que no fue instantánea, sino que me resistí mucho. -¿Venía del ateísmo?-No. -Entonces, del agnosticismo.-Tampoco. Yo no negaba a Dios, simplemente vivía como si no existiera, sólo me acordaba de Él en los momentos difíciles. Era eso que llaman un católico no practicante. -¿No es eso una contradicción?-Lo es. Pero yo vivía en esa contradicción. Mi fe era una fe muerta porque era una fe sin obras. -¿Qué cambió todo?-La convicción plena de que mi vida sólo tenía sentido a la luz de Dios. A partir de ese momento, Él empezó a tener más presencia en mi vida. Es en este sentido en el que hablo de conversión. -¿En qué consiste su vida con Dios?-Digamos que mi plan de vida está muy próximo a la espiritualidad del Opus Dei: ir a misa todos los días, rezar el Rosario, hacer un rato de oración, otro de lectura espiritual... -¿Lee mucho?-Mucho. Tras mi conversión me di cuenta de que mi déficit en formación religiosa, moral y ética era importante. Tenía que recuperar el tiempo perdido y la lecturame ayudó a ello. -¿El autor que más le ha marcado?-Son muchos, pero si me tengo que quedar con uno, elijo a Vittorio Messori, con quien me unen tantas cosas. El providencialismo, por ejemplo. Messori analiza los acontecimientos teniendo en cuenta que Dios es el Señor de la Historia, del Tiempo, de la Cronología. A mí también me atrae ese tipo de visión de los hechos que se incardina en lo que se llama Teología de la Historia. -¿Y el libro?-Le diré tres, aunque haya muchos más. El regreso del hijo pródigo, de Henry Nouwen, La historia de un alma, de santa Teresita de Lisieux, y Las confesiones, de San Agustín. Los leí por primera vez en 1997. -¿Es el año de su camino de vuelta?-1997 fue el año en que el Señor dijo: “Hasta aquí hemos llegado. O caixa o faixa”. Pero mi camino de retorno empezó en 1991. -Seis años antes.-Ya he dicho que mi conversión fue más agustiniana que paulina, que me hice mucho de rogar. -¿Qué pasó en 1991?-Me encontraba de viaje oficial en Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estado. Un fin de semana nos llevaron a Las Vegas. Allí, por medio de un gran amigo, que sin duda fue un instrumento de la providencia de Dios, Él salió manifiestamente a mi encuentro. Lo recuerdo y pienso en san Pablo: “Donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia”. -¿Lo dice por usted o lo dice por Las Vegas?-Lo digo por mí y lo digo por Las Vegas. -¿Es fácil tener presente a Dios en el Congreso de los Diputados?-Aunque parezca que le hayamos cerrado la puerta, aunque a veces no lo queramos ver o escuchar, tengo la íntima convicción de que Dios está muy presente en el Congreso. Las Cortes son el órgano legislativo del Estado y Dios, el gran legislador del universo. -¿Cómo vive la política?-Como un magnífico campo para el apostolado, la santificación y el servicio a los demás, como mi vocación personal y específica, el lugar donde Dios quiere que esté. Para un católico, dedicarse a la política, aquí y ahora, es un reto apasionante. -¿Cómo la vivía antes?-Como una actividad que me apasionaba. Pero estaba instalado en el relativismo, y cuando no hay convicciones todo es cálculo político, intereses partidistas. -¿Se encuentra cómodo en el PP?-El mío es un partido en cuyo ideario ocupa un lugar importante el humanismo cristiano. Sí, me siento bien. -Antes hablaba de providencialismo. ¿No cree en el azar?-En la vida las cosas no suceden porque sí o gracias a los amigos o por lo listo que uno sea; todo esto son causas segundas, mediaciones humanas, que, respetando la libertad de cada uno, responden a los designios de Dios. Volviendo a san Agustín y salvando de nuevo las distancias, si pienso en las cosas que me pasaron antes de mi conversión, puedo decir lo que el de Hipona en sus Confesiones: “Ah, Señor, eras Tú”.
Jorge Fernández Díaz jura su cargo como ministro del Interior ante los Reyes en el Palacio de la Zarzuela, con un ejemplar de la Constitución y otro de la Biblia
Según lo manifestado en su entrevista, el nuevo ministro parece ser una persona de convicciones religiosas profundas - que se ha prestado a proclamar nada menos que en un libro- por lo que cabe esperar que las mismas se reflejen en su actuación política e influyan en definitiva en nuestra sociedad. Cierto es que la cartera que se le ha asignado no está directamente implicada en ciertos temas que a mi entender precisan una urgente modificación, entre los que destaco la defensa de la vida humana en todos sus estadios y en cualquier circunstancia, pero no se puede negar el papel destacado que la Constitución reserva al Consejo de Ministros, a través del cual podrá defender los principios que según ha manifestado , lo inspiran.
La ley del aborto precisa una reforma urgente e inmediata, quizá más inmdediata que cualquier otra ley o cualquier otra medida social o económica que se pretenda adoptar: a través de la misma, se están destruyendo las vidas de muchos españoles a diario. No cabe la defensa de ningún otro derecho si no se principia por la defensa del derecho a la vida por ser éste el fundamental de toda persona. España tiene muchos problemas sociales, pero el principal problema es que a muchos "ciudadanos" se les cercena el derecho a nacer.
No me queda clara la postura del nuevo gobierno en relación con el tema del aborto: modificar la ley de plazos o solicitar el consentimiento paterno para que las menores accedan al aborto no creo que sea una defensa ni suficiente ni contundente de la vida humana. No soy política, no me gusta la política, ni siquiera soy buena católica -aunque me gustaría serlo - pero aspiro a que aquellos que compaginan ambas vocaciones -el ser católico al fin y al cabo, es responder a una vocación, a una llamada que Dios nos hace a todos y a la que unos responden y otros no - sean coherentes con la fe que dicen profesar. Espero y deseo que la conversión de la que habla el Sr. Fernández Díaz en su entrevista haya sido profunda y bastante como para que de frutos abundantes y que los mismos se traduzcan en la revitalización de esta pobre sociedad española . Según el diccionario de la RAE, revitalizar es "dar fuerza y vitalidad a algo" , siendo la vitalidad la "actividad y eficacia de las facultades vitales." Para revitalizar, es necesario que exista la vida y eso es lo que reclamo del gobierno entrante. Sin ello, lo demás será papel mojado.
Recemos porque la fe del Ministro del Interior no se vea limitada por el cargo , sino antes bien, ponga el cargo al servicio de la fe. Lo mismo pido para todos los políticos que se confiesan católicos.
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Importante rezar por los ministros, por los de ahora y por los que se fueron.Imploremos la Misericordia Divina para que lo Santo se imponga a lo diabólico, pues éste va pasito a pasito, destrozando lo que puede.Recemos por los ministros, por el gobierno y por todos.Solo recordar la matanza de cristianos en Nochebuena en Nigeria.
ResponderEliminarRecemos y que el Gobierno y sus ministros se atrevan a ser valiente y consecuentes con sus principios, los que son católicos.
ResponderEliminarUn beso
No sólo el gobierno ha de ser valiente, sino también nosotros, los católicos que conformamos esta sociedad. Ya lo ha dicho el Papa recientemente en la bendición Urbi et Orbi: "dirijámonos en esta Navidad 2011 al Niño de Belén, al Hijo de la Virgen María, y digamos: «Ven a salvarnos». Lo reiteramos unidos espiritualmente tantas personas que viven situaciones difíciles, y haciéndonos voz de los que no tienen voz.". Un abrazo, Militos.
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