13 DE DICIEMBRE
En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: ¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: "Hijo, ve hoy a trabajar en la viña." Él le contestó: "No quiero." Pero después recapacitó y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: "Voy, señor." Pero no fue. ¿Quién de los dos hizo lo que quería el padre?. Contestaron: El primero.
Jesús les dijo: os aseguro que los publicanos y las prostitutas os llevarán las delantera en el camino del reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio, los publicanos y las prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver eso, vosotros no recapacitasteis ni le creísteis.
Propósito del día: reconocer nuestra miseria espiritual para iniciar el camino hacia la conversión.
El seguimiento de Jesús se juega en la práctica. La parábola es una exhortación a la conversión y a cumplir la voluntad del Padre. Las palabras, por muy bonitas y conmovedoras que sean, no dejan de ser palabras. Lo interesante son los hechos. La verdadera fe, hoy y siempre, la viven las personas que traducen en hechos, en vida, el Evangelio. El ideal no es decir "no" y luego cumplir, tampoco decir "sí" y luego no cumplir. El ideal es decir "sí" con convicción y compromiso y luego ser consecuentes y coherentes en la vida. Pero para seguir a Jesús es necesario que dejemos a un lado nuestra soberbia, que nos reconozcamos tal y cómo somos: pobres pecadores sin mérito alguno.
Como dice el salmo de las lecturas del día (34) : Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El seguimiento de Jesús se juega en la práctica. La parábola es una exhortación a la conversión y a cumplir la voluntad del Padre. Las palabras, por muy bonitas y conmovedoras que sean, no dejan de ser palabras. Lo interesante son los hechos. La verdadera fe, hoy y siempre, la viven las personas que traducen en hechos, en vida, el Evangelio. El ideal no es decir "no" y luego cumplir, tampoco decir "sí" y luego no cumplir. El ideal es decir "sí" con convicción y compromiso y luego ser consecuentes y coherentes en la vida. Pero para seguir a Jesús es necesario que dejemos a un lado nuestra soberbia, que nos reconozcamos tal y cómo somos: pobres pecadores sin mérito alguno.
Como dice el salmo de las lecturas del día (34) : Este pobre hombre invocó al Señor: Él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
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