Las Misioneras de la Caridad y todas las ramas de la familia fundada por la Beata Teresa de Calcuta, recitan la siguiente oración después de recibir la Eucaristía:
"Querido Jesús:
Ayúdame a esparcir Tu frangancia por donde quiera que vaya. Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida. Penetra y posee todo mi
ser tan completamente, que mi vida sea sólo una irradiación de la Tuya. Brilla
a través de mi y permanece tanto en mi, que cada alma con la que tenga contacto
pueda sentir Tu presencia en mi alma ¡Permite que ellos al mirarme no me vean a
mi, sino solamente a Jesús! Quédate conmigo y entonces podré empezar a brillar
como Tú brillas, a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás; la
luz ¡ Oh Jesús! vendrá toda de Ti, nada de ella será mía;
será Tú quien brille sobre los demás a través de mi. Permíteme predicarte sin
predicar, no con palabras, sino con mi ejemplo, con la fuerza que atrapa , con
la influencia compasiva de lo que hago, con la evidente plenitud del amor que
mi corazón siente por Ti. Amén"
Leyendo las recientes palabras del Papa en Benín , no he podido dejar de recordar esta oración, escrita hace tanto tiempo por un ministro anglicano, convertido al catolicismo y recientemente beatificado por Benedicto XVI, de quien siempre ha sido un referente: el Cardenal Jonh Henry Newman.
Así se dirigía SS Benedicto XVI a los sacerdotes durante su encuentro el 19/11/2011:
"Queridos sacerdotes, la responsabilidad de promover la paz, la justicia y la reconciliación, os incumbe de una manera muy particular. En efecto, por la sagrada ordenación que recibisteis, y por los sacramentos que celebráis, estáis llamados a ser hombres de comunión. Así como el cristal no retiene la luz, sino que la refleja y la devuelve, de igual modo el sacerdote debe dejar transparentar lo que celebra y lo que recibe. Por tanto os animo a dejar trasparentar a Cristo en vuestra vida con una auténtica comunión con el obispo, con una bondad real hacia vuestros hermanos, una profunda solicitud por cada bautizado y una gran atención hacia cada persona. Dejándoos modelar por Cristo, no cambiéis jamás la belleza de vuestro ser sacerdotes por realidades efímeras, a veces malsanas, que la mentalidad contemporánea intenta imponer a todas las culturas. Os exhorto, queridos sacerdotes, a no subestimar la grandeza insondable de la gracia divina depositada en vosotros y que os capacita a vivir al servicio de la paz, la justicia y la reconciliación."
Todos estamos llamados a irradiar a Cristo , todos participamos por el bautismo del sacerdocio común; más aún aquellos que han recibido el sacramento del orden, porque es Cristo quien actúa por medio de ellos para comunicar Su propia vida.
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