sábado, 31 de agosto de 2013

¿CUÁLES SON TUS TALENTOS?








( De libro Meditaciones sobre la fe,  de Tadeusz Dajczer)



TODO ES GRACIA


     Dios espera que miremos todas las situaciones que vivimos, y en particular las difíciles, con los ojos de la fe. En la parábola de los talentos, Jesús nos previene para que no nos cerremos al conocimiento divino que fluye de la fe, por la pereza de aprovechar todo lo que Dios, en cada momento, nos obsequia. El Señor, al dejar a uno de sus servidores diez talentos, al segundo cinco y al tercero uno, y al comprometerlos a trabajar, les dio una oportunidad. La palabra talento, que en los tiempos Jesucristo equivalía a una determinada cantidad de dinero, hoy e utiliza más bien como un cierto valor intelectual. Decimos de alguien que tiene talento musical,matemático, etc. Pero el sentido de la parábola de los talentos es mucho más profundo.El pensamiento evangélico equivale a un cambio de 180 grados de nuestro pensamiento profano, puramente humano. Ese es el caso de la parábola de los talentos. El talento es un don, un material, y, al mismo tiempo, una oportunidad. Jesucristo, al conferirte el talento, te da su confianza y espera que lo aproveches de una manera apropiada. Si te ha dado unas determinadas capacidades, para él no es indiferente el uso que hagas de ellas,es decir, de tus talentos.Talento no es solamente tener algo, sino también carecer de algo. A la luz de la fe, la salud es un talento, pero también es un talento padecer enfermedades. Jesús, en cada caso, te pregunta: ¿Qué es lo que haces con este talento?, porque se puede desperdiciar tanto la salud como, aún más, la falta de ella. Todo es un don, y el talento también lo es.Eres obsequiado continuamente por Dios. Por ejemplo, es un talento que no sepas orar, aunque tú creas que es una desgracia. Lo importante es lo que haces con esa incapacidad de orar. Es posible que hayas enterrado ese talento, y te hayas dicho: «Pues no oraré».Sin embargo, con ese talento se pueden sacar muchas cosas. La incapacidad relacionada con la oración debe incrementar en ti el ansia de Dios, y, por consiguiente, puede ser un medio que contribuya a tu santificación. De manera semejante sucede cuando tienes problemas domésticos, cuando la familia tiene conflictos. Ese es otro talento, es otra oportunidad que te ofrece el Señor. ¿Qué haces con él? Si te desanimas y te cruzas de brazos, significa que estás enterrando el talento recibido. 
     El hombre de fe no puede dejar de ver el sentido más profundo de sus propias experiencias, y, evidentemente, la búsqueda de ese sentido ya es de por sí una forma de utilizar el talento. Por ejemplo, si sientes temor ante los sufrimientos o la muerte, te encuentras ante una oportunidad. Santa Teresa del Niño Jesús sentía un pavor tremendo a las arañas. A otras personas ese horror a las arañas puede parecerle exagerado, pero ella de verdad les tenía un miedo terrible. En cierta ocasión dijo que aquel miedo también le ayudó en su camino hacia Dios. Aquel miedo fue un talento, un don que recibió.Si hay ciertas situaciones que provocan tensión en ti, eso significa que, enmarcado dentro de ellas, hay algún diamante cubierto por las cenizas, ese diamante es tu talento.¿Qué harás con él?, ¿cómo lo aprovecharás? Todo ha de servir para tu santificación, yen ese sentido, todo es gracia. El sufrimiento que te abruma, o las circunstancias desagradables que afrontas, todo es un conjunto de talentos. Pero nosotros, con frecuencia, actuamos como ciegos, como niños pequeños que no entienden muchas cosas. Hasta el día en que comparezcamos delante de Dios, en que veremos  todo. Conoceremos todo ese mar de talentos en el que hemos sido sumergidos.

     Los talentos pueden tener mucho o poco valor. Si algo te sale bien, si has conseguido algo, sin duda has hecho uso de un talento, pero si no te sale algo, estás ante un talento aún más valioso. Los fracasos son tesoros inapreciables que te han sido dados en la vida. Precisamente eso son los fracasos. Dios te preguntará algún día, como el Señor del evangelio, que regresó de un viaje y exigió que sus servidores le hicieran las cuentas:¿Cómo aprovechaste tus fracasos personales? Esos que él te dio como oportunidades, como talentos, y que a veces hay muchos en la vida; ¿los supiste aprovechar?
    La parábola de los talentos es una llamada evangélica a la conversión. Tienes que mirar tu propia vida de una manera distinta, tienes que mirarla con los ojos de la fe. Solamente entonces advertirás ese constante obsequio que te hace Dios, advertirás que toda tu vida es una especie de complejo de oportunidades ocultas, para conseguir una transformación interior continua, que todo es gracia. Dios, al concederte gracias difíciles, a veces tiene que metértelas a fuerza en las manos, porque tú te defiendes y no quieres aceptarlas. Sin embargo, las gracias difíciles son los talentos más valiosos de tu vida. A veces son muy abundantes, porque Dios quiere que tengas con qué actuar.La fe es una participación en la visión de Dios, y él ve tu vida de una manera totalmente distinta. Si crees, es como si tuvieras prestados los ojos de Jesús, como si vieras cada día, y toda tu vida con sus ojos. Solamente entonces verás las continuas oportunidades de convertirte y santificarte. Solamente entonces empezarás a comprender que el sufrimiento, a la luz de la fe, es la cruz, es decir, algo que te transforma interiormente, a condición de que la aceptes. Cuando reconoces la cruz en tus experiencias difíciles, y asimismo reconoces en ella la oportunidad de transformarte, entonces realmente tus experiencias se convierten para ti en un don. Si advirtieras esos innumerables talentos que Dios te concede incesantemente, jamás serías presa de la tristeza, y entonces,también los talentos como la falta de salud, las situaciones conflictivas y los fracasos,generarían alegría en tu corazón; porque entenderías que Dios te los obsequia como algo de valor inapreciable, y que te muestra una extraordinaria confianza. Él confía en que no enterrarás ni rechazarás sus dones. El cuenta con tu fe, puesto que solamente a la luz de la fe podrás distinguir los talentos que te han sido dados.También es un talento todo lo que has entendido y grabado en tu mente hasta ahora, pero también lo es una memoria deficiente, y el hecho de que olvides tantas cosas, porque todo es aportado por la gracia, y, en ese sentido, todo es gracia. Solamente el hombre que cree sabe ser agradecido por todo. Esa gratitud se manifestará en la alegría.que exprese tu semblante. En la alegría, porque todo talento puede servir para el bien.Estas reflexiones sobre los talentos hacen referencia a las enseñanzas de san Pablo, y son una especie de formulación de la tesis de san Agustín que dice: A los que aman a Dios todo se les vuelve en bien, incluso el pecado». Así pues, incluso las caídas, es decir, un gran fracaso que es al mismo tiempo una herida a Jesús, también puede ser una oportunidad que encierra un gran talento, una situación que puedes aprovechar. Lo único que hace falta es tu fe, irte convirtiendo a una fe tal, que puedas ver con los ojos de Jesús. Él, al mirar tu vida probablemente llena de fracasos, preocupaciones,conflictos y planes frustrados; dificultades interiores y exteriores; jamás está triste. Él ve     las cosas con alegría, porque espera que todo dará frutos, que lo aprovecharás, y que sabrás sentir alegría por todo lo que él te dona. Santa Teresa del Niño Jesús solía decir:<Amo todo lo que Dios me da». 
     De la misma manera oraba santa Bernardita, cuyo Testamento es un elocuente testimonio de agradecimiento por los dones que ella advirtió en su vida:“Por la pobreza en la que vivieron papá y mamá, por los fracasos que tuvimos, porque se arruinó el molino, por haber tenido que cuidar niños, vigilar huertos frutales y ovejas;y por mi constante cansancio..., te doy gracias, Jesús.Te doy las gracias, Dios mío, por el fiscal y por el comisario, por los gendarmes y por las duras palabras del padre Peyramale.. - No sabré cómo agradecerte, si no es en el paraíso por los días en que viniste, María, y también por aquellos en los que no viniste. Por la bofetada recibida, y por las burlas y ofensas sufridas, por aquellos que me tenían por loca, y por aquellos que veían en mí a una impostora; por alguien que trataba de hacer un negocio..., te doy las gracias, Madre.Por la ortografía que jamás aprendí, por la mala memoria que siempre tuve, por mi ignorancia y por mi estupidez, te doy las gracias.Te doy las gracias porque si hubiese existido en la tierra un niño más ignorante y estúpido tú lo hubieses elegido...Porque mi madre haya muerto lejos. Por el dolor que sentí cuando mi padre, en vez de abrazar a su pequeña Bernardita, me llamó “hermana María Bernarda” te doy las gracias.Te doy las gracias por el corazón que me has dado, tan delicado y sensible, y que colmaste de amargura...Porque la madre Josefa anunciase que no sirvo para nada, te doy las gracias. Por el sarcasmo de la madre maestra, por su dura voz, por sus injusticias, por su ironía y por el pan de la humillación..., te doy las gracias.Gracias por haber sido como soy, porque la madre Teresa pudiese decir de mí: “Jamás le cedáis lo suficiente”...Doy las gracias por haber sido una privilegiada en la indicación de mis defectos, y que otras hermanas pudieran decir: “Qué suerte que no soy Bernardita”...Agradezco haber sido la Bernardita a la que amenazaron con llevar a la cárcel porque te vi a ti, Madre... Agradezco que fui una Bernardita tan pobre y tan miserable que, cuando me veían, la gente decía: “¿Esa cosa es ella?”, la Bernardita que la gente miraba como si fuese el animal más exótico...Por el cuerpo que me diste, digno de compasión y putrefacto..., por mi enfermedad que arde como el fuego y quema como el humo, por mis huesos podridos, por mis sudores y fiebre, por los dolores agudos y sordos que siento..., te doy las gracias, Dios mío.Y por el alma que me diste, por el desierto de mi sequedad interior, por tus noches y por tus relámpagos, por tus rayos..., por todo. Por ti mismo, cuando estuviste presente y cuando faltaste..., te doy las gracias, Jesús.

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