martes, 13 de diciembre de 2011

EL CIRUJANO CLANDESTINO


HAMILTON NAKI






Oficialmente fue, durante casi cuarenta años, un auxiliar del hospital. Hamilton Naki nunca terminó la escuela primaria. Entró en la institución como jardinero, aunque pronto se dedicó a limpiar las jaulas de los animales con los que el equipo del prestigioso cirujano Barnard experimentaba en el campo de los trasplantes.
Poco a poco, las habilidades de Naki llevaron a los médicos a pedirle que manejara a los animales durante las operaciones; luego, que se hiciera cargo de la anestesia, y finalmente, que los operara con sus propias manos. A partir de la mera observación, según explicaba él mismo, Naki se convirtió en un experto cirujano de manos precisas y firmes, aunque sólo conocido para los que compartían quirófano con él. De cara a la ley, era el jardinero.
La noche del 3 de diciembre de 1967 fueron las manos de Naki las que extrajeron el corazón de una mujer, atropellada por un coche, para que fuera trasplantado a un hombre blanco, la primera persona que recibió un corazón ajeno. No fue hasta 2001, poco antes de morir y una década después del fin delapartheid, cuando Barnard le confesó la historia a un realizador interesado en hacer un documental sobre el tema. "Técnicamente, él es mejor que yo", le dijo.
Naki siguió trabajando hasta 1991. Tras conocerse la historia le llegaron los reconocimientos, además de un graduado honorífico en Medicina por la Universidad de Ciudad del Cabo. Naki se jubiló con una pensión de 226 euros al mes. La que le correspondía como jardinero.

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