sábado, 7 de enero de 2012

¡CONVERTÍOS!

                    
LA VERDADERA  CONVERSIÓN





     Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos.» 


     ¿Qué es la conversión? No se trata de un mero cambio de costumbres o actitudes aunque tal cambio resulte el producto final de lo que entiendo por conversión. Y entiendo por ella la aceptación de todo corazón, de que Jesús es el Señor, Salvador nuestro, que nos profesa amor eterno porque él es eterno y es Amor ; y una vez que reconocemos esto,  no nos cabe más que rendirnos ante ese Amor y entregarnos por entero a él.  Llegados a este punto,cito la Beata Teresa de Calcuta:


     Debes entonces decirle: Señor, soy tuyo. Puedes hacer conmigo lo que quieras. Esta es,             hermanos, nuestra fuerza y ésta es la alegría del Señor. 


     El abandono total en Dios consiste en darse a Dios en forma plena, porque Él se dio a nosotros primero. Y debemos entregarnos de manera absoluta si queremos responder a la magnitud de su entrega hacia nosotros. Sólo si renuncio a mi misma puedo llevar a Dios a vivir en mi. 

     Cuando renuncio ofrezco mi libre voluntad, mi razón, mi propia vida. Y todo por amor, ya  que cuanto más renunciamos a nosotros mismos, más podemos amar a Dios y a los hombres.



     Ésta es la esencia de la verdadera conversión. Recemos porque Dios infunda en nuestros corazones el deseo de iniciar ese camino y la gracia de perseverar en él.





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