viernes, 20 de enero de 2012

ORACIÓN POR LOS SACERDOTES: UN CURA EN GRAN HERMANO



LA DIGNIDAD DEL SACERDOCIO






     Veo con estupor que  un sacerdote ha ingresado en el esperpéntico  concurso Gran Hermano. Me duele como católica que un Ministro consagrado haya faltado a la  dignidad del sacramento recibido prestándose a esa farsa. No creo que lo haya hecho por ejercer  apostolado, porque campos para ello hay muchos en nuestra sociedad sin tener que convertirse en piedra de escándalo. Por fortuna, la autoridad competente ha reaccionado a tiempo, suspendiéndolo por decreto fechado en Roma el 19 diciembre de 2011,  después de haberse constatado su intención de participar en el concurso.
    Ante eso , no queda más que rezar por él y por todos los sacerdotes, lo que propongo con la oración que sigue:



Señor Jesús, presente en el Santísimo Sacramento,
que quisiste perpetuarte entre nosotros
por medio de tus Sacerdotes,
haz que sus palabras sean sólo las tuyas,
que sus gestos sean los tuyos,
que su vida sea fiel reflejo de la tuya.
Que ellos sean los hombres que hablen a Dios de los hombres
y hablen a los hombres de Dios.
Que no tengan miedo al servicio,
sirviendo a la Iglesia como Ella quiere ser servida.
Que sean hombres, testigos del eterno en nuestro tiempo,
caminando por las sendas de la historia con tu mismo paso
y haciendo el bien a todos.
Que sean fieles a sus compromisos,
celosos de su vocación y de su entrega,
claros espejos de la propia identidad
y que vivan con la alegría del don recibido.
Te lo pido por tu Madre Santa María:
Ella que estuvo presente en tu vida
estará siempre presente en la vida de tus sacerdotes. Amén


3 comentarios:

  1. La Dignidad de Sacerdote, creo que ni la podemos imaginar,es el instrumento de Dios que nos trae a Dios en muchos aspectos de nuestra vida.
    Dios nos llega en la Eucaristía, en la Confesión...gracias al sacerdote...gracias a Dios.Es por tanto importante rezar por ellos, por su fidelidad, por su servicio , por su entrega...
    Recemos Mucho por ellos.

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  3. No hay entre los hombres dignidad ni excelencia alguna que pueda compararse a la sublimidad del estado sacerdotal. Supera al esplendor de todos los príncipes, excede la potestad de todos los reyes, pues la autoridad de éstos se circunscribe a las cosas terrenas y temporales, mientras que la potestad del sacerdote se extiende también a lo eterno y celestial, para cuya consecución príncipes y reyes acuden al sacerdote, imploran su ayuda y no se avergüenzan de someterse a él. Por lo cual dijo el Apóstol que el sacerdote se escoge de entre los hombres "ut offerat dona et sacrificia", "para que ofrezca dones y sacrificios"; y si, elevando sobre los demás, sobrepasa la común condición humana es por estar constituido mediador entre Dios y los hombres, "in iis quae sunt ad Deum", "en lo que mira al culto de Dios". Cardenal Juan Bona

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